La Ruta de la Tapa Andalusí, organizada por el Ayuntamiento de Güéjar-Sierra en su VII Edición, vuelve a reivindicar su tradición gastronómica y orígenes en el crisol de sabores de nuestra historia.

Frente al abuso tan poco imaginativo de tantas «Rutas de la tapa», que tanto han proliferado en los últimos años en nuestros pueblos y ciudades; se agradece, por un lado, el esfuerzo de los empresarios que buscan destacar lo mejor de sus recursos, apostando por la innovación creativa y el uso de productos locales; y por otra parte, el de aquellos municipios que se han sabido dotar de un carácter cultural a la tapa. Un producto, que sirviendo de reclamo turístico, no debe de emponzoñar ni competir con la gastronomía de mesa y mantel. Es por ello, que compartí con gusto el lujo y la responsabilidad de participar como Jurado en esta VII edición de la Ruta de la Tapa Andalusí organizada por las Concejalías de Cultura y de Turismo de Güéjar-Sierra, junto a mi entrañable amigo y enólogo Francisco Molina Castillo, y la artesana y apicultora local Elisa Gutiérrez.

La excusa merecía alargar la jornada y aprovechar un tiempo primaveral extraordinario para disfrutar de las actividades programadas para niños y mayores: puestos de artesanos en la plaza, tiro con arco, cetrería, talleres de aceite, pasacalles medievales, y otras muchas actividades que volvieron a llenar el pueblo de visitantes y amantes de su gastronomía.

En cuanto a la tarea encomendada de valorar las tapas a concurso, he de reconocer mi sorpresa por el esfuerzo de creatividad y elaboración de la mayoría de platos, y la dificultad del jurado para consensuar solo una como ganadora. Entre un cuscus con pollo y gambas (Restaurante La Hacilla) con gran equilibrio de sabores; el pollo en pepitoria con hummus (Mesón Celia), con una perfecta elaboración y la potencia de sus sabores andalusís; la técnica y contexto de la perdiz en escabeche (La Cocina de Maria Luisa); el perfecto falafel con salsa de yogurt y sésamo (Restaurante Sulayr); la pastela de morcilla dulce con pera (Bar Encapaco), un arriesgado plato de gran elaboración y sorprendente sabor; finalmente nos decantamos por la sencillez, sabor, técnica y elaboración de unos jugosos caracoles a la moruna, presentados por el Restaurante Asador Casa Chiquito. Mi agradecimiento a todos los empresarios participantes por haber sabido elevar el sabor de nuestra tradición gastronómica y servirlos con el aderezo de su cariño a la tapa. Hasta la próxima!