Champín, el pequeño «David» que ganó al Champagne
Los clientes de la marca granadina ‘Champín’ de Bodegas Espadafor podrán seguir descorchando sus botellas sin renunciar a una marca que, según una reciente sentencia del Tribunal Supremo, poco o nada tiene que ver con la reputada y notoria Denominación de Origen francesa de Champagne.
Así lo ha dictado la sentencia conocida de la Sala de lo civil del Tribunal Supremo que ratifica el fallo de la Audiencia Provincial de Granada, en el sentido de que no induce a pensar a los consumidores que su bebida ha sido elaborada a partir de champagne o que sea un producto derivado del mismo o que comparta con él algunas de sus características principales; siendo la bebida infantil gaseosa con sabor a frutas, un producto ajeno a los vinos amparados por la denominación de origen «Champagne».
La bebida gaseosa sin alcohol con más de 10 años en el mercado, está creada para un público infantil y un consumo como refresco con sabor a frutas en un formato que se asemeja bastante al de las bebidas espumosas, cavas y champagnes. Quizá por esto, o por el exorbitante celo con que la Denominación francesa emboza su producto, llevaron al poderoso Comité Interprofesional Du Vin de Champagne a acudir a los tribunales en defensa de lo que ellos apreciaban que era un aprovechamiento indebido de su notoriedad y reputación de marca, que podría hacer que el público infantil se creyera Louis Hamilton agitando su «Champín» tras los exámenes de primaria; o, lo que es peor, que banqueros, políticos, o la mismísima viuda Clicquot Ponsardin, si levantase la cabeza, se pasaran a la gaseosa granadina.
Bromas a parte, lo que ha dejado claro el final de este contencioso es, no sólo la importancia de las marcas en el mercado, sino la habilidad del más pequeño en este caso para explotar las asociaciones y estímulos de neuromarketing en beneficio de su producto sin perjuicio del ajeno. Lo que no ha conseguido ‘Champín’, por ahora, es subirse al podio de la Fórmula 1.