Tras el nacimiento de esta publicación muchas personas nos preguntan el porqué de su nombre –Epicúrea–, de lo cual  he comprobado el desconocimiento general sobre los verdaderos fundamentos de esta corriente filosófica. Quizá motivado por el rechazo que el epicureísmo suscitó en otras escuelas filosóficas y doctrinas religiosas haya hecho que éste se haya dejado de transmitir o malinterpretado en la mayoría de las ocasiones.

EpicuroEpicuro de Samos fue un filósofo de la escuela ateniense cuya doctrina ha influido a numerosos artistas, pensadores, científicos, y a una gran parte de vividores. Su base fundamental se centra en la búsqueda de la Felicidad a través del hedonismo en la teoría ética y como modo de vida. Partió de la premisa de que el placer es el bien primero; es el comienzo de toda preferencia y de toda aversión; es la ausencia del dolor en el cuerpo y la serenidad en el alma. La ética de Epicuro de Samos, al igual que el Estoicismo, tuvieron influencia de las religiones orientales y a su vez fundamentan nuestras normas éticas actuales que se basan en el autocontrol y valoración de uno mismo: Autarquía. Para Epicuro estaba claro que el equilibrio en la consecución de los placeres representa un símbolo de sabiduría. Saber equilibrar el goce es, pues, otro de los objetivos de su filosofía.

Los placeres no han de limitarse a los que sacian el cuerpo, pues es falso pensar que el cuerpo necesite hartura infinita. Sin rechazar placeres momentáneos como el sexo, el buen vino, y la comida saludable, proclamaba que éstos habían de ser comedidos y compartidos sin caer en el exceso, desenfreno ni lujo; aconsejaba cultivar otros placeres más duraderos como el amor, la amistad y la mesura desde la razón. Según su clasificación, los placeres podían ser:

Gastronomia Turismo Epicurea Placeres del Cuerpo: Aunque considera que son los más importantes, en el fondo su propuesta es la renuncia de estos placeres y la búsqueda de la carencia de apetito y dolor corporal.

El placer del alma es superior al placer del cuerpo. Éste es efímero y temporal, mientras que los del alma son más duraderos y además pueden eliminar o atenuar los dolores del cuerpo.

Placeres naturales: Son aquellos inherentes a la vida como el buen vino, la mejor comida, y el dormir.

Placeres necesarios: Son aquellos que dan satisfacción tanto al alma como al cuerpo, el erótico, la recreación y descanso, evitando los excesos.

Placeres vanos o ilícitos: Son todos aquellos naturales y necesarios que se toman en excesos y nos producen dolor y angustia. Son aquellos que no son naturales ni necesarios como las drogas.

También es suyo el famoso Farmakon: una serie de remedios para alcanzar la felicidad del alma, que hoy hemos desvirtuado hasta convertirlos en “farmacos” para remediar los males del cuerpo.

Epicuro de Samos fue, en todo el sentido de la palabra, un amante de la vida. Sus consejos constituyen un incalculable tesoro para nuestra vida cotidiana.

Leer a Epicuro es reconfortar el espíritu, es recrear la alegría de vivir, el ansia de existir plenamente sin ataduras. En pocas palabras: su mensaje es un auténtico cántico a la libertad.

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